Bebe en Viaje de Avion. Cuidado! ! !

Bebé a bordo. Mi bebé tenía nueve meses de nacido cuando viajamos juntos en avión por primera vez. Pese a lo breve de la travesía, un vuelo de poco más de una hora de Miami a Washington, vivimos un lapso de desesperación a bordo. Sufrimos las consecuencias de la novatada: no cargamos con su silla, por lo que viajó en mis piernas a pesar de que había asientos libres, ni llevamos lo necesario para lidiar mejor con la incomodidad del momento. Al Javi le zumbaban los oídos, estaba intranquilo, se movía todo el tiempo sobre mis rodillas y molestaba al pasajero de enfrente golpeando su asiento con el pataleo. El pobrecito lloró desconsolado casi todo el trayecto. Había frío en el avión y no llevábamos abrigos porque era verano. Pedimos una manta pero no tenían ninguna disponible. Para colmo de males, antes de abordar tuve que tirar la formula preparada. No permiten subirla por cuestiones de seguridad. El bebé no quiso comer ni tomar el jugo que nos brindaron a bordo, sólo pedía su leche. La experiencia de la ida nos sirvió al regreso, y en viajes posteriores, pero estoy segura de que ese primero hubiese sido más placentero si nos hubiéramos preparado mejor para hacerlo. Aquí van algunas recomendaciones para que tu vuelo con niños pequeños no sea una pesadilla: -Aunque no es obligatorio para los niños menores de dos años, separa un asiento para el tuyo si puedes permitírtelo. Y si no puedes, gestiona con la aeromoza ocupar uno vacío si el vuelo no va muy lleno. -Pide que te recomienden una ubicación cercana al baño y de ser posible más espaciosa. En algunos vuelos existen este tipo de asientos en clase económica para familias con bebés. -No olvides llevar el cochecito con su silla. No será un estorbo, pues podrás despacharlo a la entrada del avión y recogerlo allí. La silla será útil si el bebé viaja en un asiento separado, y el cochecito indispensable para aliviar tus brazos cuando desciendan y vayan camino a recoger las valijas. -Carga lo necesario en tu equipaje de mano para hacer el viaje más llevadero: una manta y ropa abrigada para el bebé (aunque haga calor afuera, en los aviones siempre hará frío), toallitas húmedas y otros menesteres para el aseo, su comida en potes sellados, la leche sin preparar si toma fórmula, fruta, unas galletas, y algún refrigerio para ti por si el viaje fuera largo y no tuvieras oportunidad de cenar debidamente. -Si el niño sufre de otitis o alguna dolencia de los oídos, pregunta antes al pediatra como puedes aliviarlo durante el viaje. -Infórmate sobre lo que está permitido o no cargar en el bolso de mano, así no te vencerá lo imprevisto. -En un vuelo largo calma al bebé con caminaditas por el pasillo. Tu podrás estirar las piernas y el tendrá una vista más agradable que el espaldar del asiento de enfrente. -Dale de comer, amamántalo o dale el biberón en el despegue y el aterrizaje, para ayudarlo a superar el zumbido en los oídos por el cambio de presión en el interior del avión. -Carga con su juguete preferido y con su mantita de dormir, dos armas secretas que lo harán sentir más seguro en un ambiente extraño. -No tengas pena de solicitar la ayuda de la aeromoza si necesitas dejarlo un segundo para ir al baño, pedir una manta o un jugo extra. Es un principio común de las aerolíneas brindar asistencia especial a padres con bebés y pasajeros con discapacidades. Mucha suerte a bordo y buen viaje! (Vía: Aracelis Perez-Mayan, periodista y editora web, marzo 05 de 2010)